miércoles, 20 de noviembre de 2019

La sensación de frió en personas mayores


El proceso de envejecimiento altera el metabolismo basal y el sistema de termorregulación corporal y su capacidad para percibir la temperatura ambiente.

Uno de los cambios propios del envejecimiento es el adelgazamiento de la piel, con una predisposición a la sequedad que provoca la perdida de la función de los receptores cutáneos de la temperatura, dificultando así la percepción de la temperatura ambiente y también la capacidad para afrontar cambios bruscos de temperatura.

Algunas patologías propias de las personas mayores, como la artritis, parkinson y otras, afectan a la capacidad de movimiento de la personas, provocandoles serios problemas a la hora de ponerse ropa de abrigo o incluso para protegerse del frió. En cambio, otras enfermedades como la diabetes o el hipotiroidismo favorecen a que el cuerpo no pueda mantenerse caliente y aumente así la sensación de frió. 

Todas esta circunstancias pueden incrementar la sensación de frió de las personas mayores y hacer que su cuerpo se enfrié hasta el punto de llegar a formas leves de hipotermia sin necesidad de estar al aire libre. 
Algunos de los síntomas mas comunes son: somnolencia, respiración superficial, confusión, pulso débil, rigidez en las extremidades y dificultad para moverse. 





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